Viajar: beneficios psicológicos de hacer las maletas
Viajar es uno de los placeres más extendidos. Alimenta nuestra curiosidad y nos hace desconectar de la rutina diaria. Conocemos otras culturas, probamos comidas diferentes y compartimos momentos con nuestros seres queridos. Y, aunque no todos puedan hacerlo frecuentemente, suele estar incluido dentro de la lista de hobbies.
La costumbre de viajar se va extendiendo y ha crecido notablemente en los últimos años, a medida que vamos buscando destinos cada vez más lejanos. Esta costumbre no se debe solo a la necesidad de tener vacaciones, sino que su causa se encuentra en los numerosos beneficios que una persona obtiene cada vez que hace las maletas y sale de casa.
Beneficios del viajero
La Psicología Positiva se dedica al estudio de todo aquello que nos hace felices y nos ayuda y protege en la adversidad. Investiga acerca de las pequeñas y grandes cosas que en nuestro día a día nos suman bienestar. Y en la búsqueda de luz sobre ese tema también ha estudiado los viajes. En la publicación de 'The Journal of Positive Psychology', Ryan Howell y sus colaboradores encontraron que los viajes son la clara expresión de felicidad, ya que nos hacen acumular experiencias significativas y dotadas de valor para nosotros.
Los viajes y lo que estos dejan en nosotros nos ofrecen numerosos beneficios psicológicos:
1. Comunicación
Al enfrentarnos a un sitio desconocido, debemos buscar la forma de comunicarnos con otras personas, como cuando preguntamos por una localización. Esto nos hace acercarnos a los demás y llevar a cabo herramientas y habilidades que nos servirán también a la vuelta. El beneficio se agudiza cuando se trata de un idioma diferente al nuestro.
2. Relajación
El piloto automático con el que vivimos diariamente se desconecta durante un viaje. El estrés y los pensamientos circulares quedan atrás y nuestro cerebro empieza a generar pensamientos divergentes y positivos.
3. Zona de miedo
En nuestro día a día tenemos forjada una zona de seguridad, donde el cerebro está cómodo y tiene determinados esquemas de funcionamiento. Al salir fuera, la comodidad se rompe, vamos a la zona de miedo y empezamos a ganar entonces mayor sensación de validez y autonomía. Enfrentarnos a lo desconocido amplía nuestros horizontes.
4. Menor frustración
Cuando salimos de casa surgen imprevistos a los que no estamos acostumbrados y con los que debemos lidiar. Su superación mejora la tolerancia a la incertidumbre y nos ayuda a sentir menos frustración, también al volver a la rutina.
5. Más autoestima
Ir a un lugar donde nadie nos conoce nos ayuda a generar confianza, ya que somos capaces de desarrollar herramientas de superación de obstáculos y ganamos en sensación de control y autonomía.
6. Apertura mental
Nuestra visión sobre el mundo está sesgada. Creemos que solo nuestro punto de vista es el real y correcto. Esto, común a todos los seres humanos, es un error que nos hace llenarnos de prejuicios y miedos. Al salir fuera, rompemos los viejos esquemas y aprendemos sobre la relatividad cultural y la tolerancia, incluso dentro de nuestro propio país.
7. Autoconocimiento
Al dejar fuera los pensamientos diarios, se crea un vacío mental donde podemos atender nuestras necesidades, escucharlas y valorarlas. Además, vemos cómo es nuestro patrón de funcionamiento, el correcto y el incorrecto. Esta visión de uno mismo nos hace volver de una forma muy diferente.
Cada vez que hacemos las maletas y salimos por la puerta tenemos la certeza de que el viaje irá bien. Pero debemos ser conscientes que cuando volvamos, gracias a los beneficios psicológicos de viajar, no volveremos siendo los mismos.